¿Qué es el bokashi?
El bokashi es un abono orgánico que resulta de un proceso de fermentación aeróbica o anaeróbica. Este abono es rico en microorganismos; su objetivo fundamental es mejorar la diversidad microbiológica del suelo para de esa manera favorecer la descomposición de la materia orgánica presente en el suelo y la agregada por el abono mismo, que también nutrirá a los cultivos.
Para entender la función del bokashi como abono orgánico es importante tener claro que el suelo constituye todo un sistema ecológico en el cual habita una infinidad de organismos (Macro, meso y micro) que se relacionan de manera diversa entre ellos y con el medio. Un suelo rico en microorganismos y materia orgánica tiende a ser muy fértil y por lo tanto productivo.
El concepto del suelo como ecosistema es esencial en la agricultura orgánica, descartando de esa manera la idea del suelo-sustrato creada por la agricultura convencional, tecnología mediante la cual regularmente se resta importancia a la acción biológica de todo organismo distinto del que directamente producirá las cosechas esperadas y se atribuye el éxito productivo a la presencia de determinadas cantidades de un reducido número de elementos químicos. Para la agricultura orgánica, por el contrario, la fertilidad del suelo y la consiguiente buena productividad de los cultivos están relacionadas con la presencia de una compleja diversidad de organismos vivos cuya acción sobre la materia orgánica hace disponible las sustancias que la planta requiere para desarrollarse y producir. Dentro de este contexto, el bokashi cumple la función de enriquecer el suelo al aportar materia orgánica con alta cantidad de microorganismos benéficos.
Preparación del Bokashi
El bokashi es un abono relativamente sencillo de preparar; sin embargo, hay ciertas condiciones fundamentales a tomar en cuenta para que el proceso sea exitoso. Esas condiciones, así como los pasos en la preparación del abono, se detallan a continuación:
Primeramente, se debe tener un lugar techado donde preparar el bokashi, de manera que no haya problemas por el sol o las lluvias.
Una vez escogido y preparado el sitio, se procede a colocar los materiales en capas. Esos componentes pueden ser variados; algunos muy usados son: suelo de montaña, semolina y cascarilla de arroz, carbón molido y gallinaza. Usualmente el suelo de montaña es sustituido por algún tipo de caldo microbial (microorganismos eficaces [EM], microorganismos de montaña [MM] u otra preparación). Además se puede agregar levaduras comerciales, leche cruda o suero para estimular la fermentación.
El siguiente paso, que bien puede haberse realizado mientras se agregaban los ingredientes, consiste en mezclar bien y adicionar agua hasta lograr un 30-40% de humedad. Y se preguntará el lector: ¿cómo saber que se ha alcanzado ese nivel? Es posible determinarlo a través de una técnica muy sencilla: agarrar un puño de mezcla y comprimirlo en una mano. El material no debe desmoronarse una vez abierta la mano, pero tampoco puede gotear. Si cumple con esas dos condiciones, y además cuando es presionado con un dedo de la otra mano se desmorona con facilidad, entonces hay un nivel de humedad adecuado.
Finalmente, se cubre la mezcla con plástico, paja u otro material para que la temperatura sea uniforme. Es necesario verificar que la temperatura se mantenga entre 35 y 50 ºC, pues si aumenta más puede haber muerte de los microorganismos benéficos deseados en el abono. Para mantener ese control, es recomendable medir diariamente con un termómetro o a través de la siguiente técnica: introducir un machete y dejar adentro durante 2 minutos. Si al halarlo se puede agarrar con la mano, la temperatura no ha sobrepasado el nivel aceptable; si no se puede agarrar, entonces la mezcla está muy caliente y es necesario removerla para reducir la temperatura.
El bokashi está listo cuando desprende un agradable olor a fermentado y está recubierto por colonias de hongos; si por el contrario tiene olor a podrido, es muestra de que el proceso no se ha dado correctamente y ha fracasado. El tiempo de duración es variable dependiendo de los materiales utilizados y la cantidad de microorganismos que hayan sido inoculados; sin embargo, por lo regular no excede los 30 días. Se recomienda aplicarlo tan pronto como sea posible una vez muestre estar listo. Si es necesario almacenarlo, se debe primero secar bajo sombra, extendido sobre piso de cemento. Al ser aplicado, no debe entrar en contacto directo con las plantas, debido a que el proceso de fermentación continúa y puede haber aumento en la temperatura.